
Desde el estallido del conflicto ucraniano, hemos sido testigos del incremento del pre-cio de las principales fuentes de energía, sobre todo del petróleo y del gas.
Es un hecho que el viejo continente está sufriendo ahora la enorme dependencia energética del gigante ruso, y se presenta un futuro incierto de cara a los meses del próximo otoño.
Dentro del binomio gas-petróleo, el segundo es el que a priori tiene mejor solución, ya que en caso de un bloqueo total a las importaciones del crudo ruso, los países europe-os pueden acudir a los socios de la OPEP para compensar las importaciones. Aunque en cualquier caso, los precios del petróleo seguirán con la tendencia alcista actual.
Mayores quebraderos de cabeza está suponiendo en el seno de la UE, el bloqueo a las importaciones de gas, ya que en este punto existe una enorme diferencia entre los países del norte de Europa y los del Sur. Mientras que España o Italia tienen como su-ministradores principales a países del norte de África; Alemania, Bulgaria o Austria dependen demasiado de los gaseoductos rusos que pasan por Ucrania y Polonia, y esto provocaría tener que pagar mucho más dinero por otras formas del suministros como puede ser el gas licuado.
-Ángel Merino